jueves, 19 de agosto de 2010

El ángel de Auschwitz, Irma Grese


Irma Grese (Wrechen, 7 de octubre de 1923 — Hamelín, 13 de diciembre de 1945) fue una cruel supervisora de prisioneros en diversos campos de concentración durante el 3er Reich.

Le gustaba la enfermería por lo que después de dos años de trabajo en un sanatorio de la SS, intentó graduarse sin éxito.

Irma era fiel seguidora de los discursos del fuhrer, por lo que, oponiendose a su padre, se unió a la Liga de la Juventud Femenina Alemana (Bund Deutscher Mädel). A los 18 años comenzó como guardia femenina en Auschwitz, siendo promocionada a los 19 a supervisora haciéndose cargo de 30.000 prisioneras judías, mayormente polacas y húngaras. Las reclusas la temían, ya que elegía diariamente a las que serían torturadas o directamente ejecutadas, hecho que la excitaba en gran medida. Normalmente utilizaba el látigo trenzado y la pistola. Con el látigo solía destrozar los pechos de las mujeres seleccionadas y con la pistola les disparaba a sangre fría. A esto se le une el uso de perros hambrientos, abusos sexuales y torturas a niños. Por esto, en los campos de concentración de Aushwitz-Birkenau, Bergen-Belsen y Ravensbruck recibía el irónico apodo de "El ángel de Auschwitz", "Ángel rubio de Belsen" o "La perra de Belsen".

El 15 de Abril de 1945 es capturada con 22 años por los británicos y condenada a la horca, siendo ejecutada el 13 de Diciembre del mismo año. Durante su juicio declaró reiteradamente su inocencia con declaraciones como "Yo soy incapaz de hacer planes. Nunca hice ningún plan para matar prisioneros" o "Yo debería saber mejor que usted si tenía o no tenía un perro. ¿No le parece?"

Durante el juicio se pudieron oír testimonios como estos:

La prisionera rusa Luba Triszinska declaró que “Cuando las mujeres caían, rendidas por el trabajo, Grese solía lanzarles los perros. Muchas no sobrevivían a estos ataques”
Gisella Pearl, médico de los prisioneros observó que “Grese gustaba de azotar con su fusta en los senos a jóvenes bien dotadas, con el objeto de que las heridas se infectaran. Cuando esto ocurría, yo tenía que ordenar la amputación del pecho, que se realizaba sin anestesia. Entonces ella se excitaba sexualmente con el sufrimiento de la mujer”
Isabella Leittner y Olga Lengyel informaron de que “Irma Grese tenía aventuras bisexuales y que en los últimos tiempos había mantenido romances homosexuales con algunas internadas.
Helene Klein explicó que “Grese “hacía deporte” con los internos, obligándolos a hecer flexiones durante horas. Si alguien paraba, Grese le golpeaba con una fusta de equitación que siempre llevaba consigo”
Gitla Dunkleman y Dora Szafran testimoniaron “haber visto a Grese pegando a los internos”
Klara Lebowitz declaró que “Grese obligaba a los internos a permanecer en formación, durante horas, sosteniendo grandes piedras sobre sus cabezas”
Gertrude Diament e Ilona Stein sostuvieron que “Grese era también responsable de la selección para las cámaras de gas en Auschwitz”
Helene Kopper contó que, durante su estancia en el comando de castigo, “Grese había sido responsable de, al menos, 30 muertes diarias”

sábado, 30 de enero de 2010

Aniversario de la liberación de Auschwitz.



En Auschwitz, en Polonia, ha tenido lugar una ceremonia para recordar que hace 65 años las tropas del Ejército Rojo de la desaparecida Unión Soviética liberaron a los prisioneros de ese campo de exterminio nazi.

En el acto estuvieron presentes algunos supervivientes, varios veteranos soviéticos y altos dignatarios, como la Canciller alemana Angela Merkel, el Primer Ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el Presidente de Polonia, Lech Kaczynski. En su discurso, Netanyahu llamó a mantenerse alerta ante la posibilidad de un nuevo Holocausto Judío. El primer ministro dijo que "ahora el peligro se cierne sobre Israel", sin especificar de dónde viene la amenaza. En medio del intenso frío que reinaba en Auschwitz, los asistentes a la ceremonia pronunciaron varios discursos y encendieron velas en honor a las víctimas del nazismo.



En el preciso momento en que comenzaba el acto en Auschwitz, en el antiguo campo de concentración de Westerbork, en Holanda, se leyó el último nombre de los 102 mil judíos holandeses asesinados en centros de exterminio de la Alemania nazi. Leer el nombre de todas la víctimas holandesas invirtió 112 horas ininterrumpidas de lectura, que fue hecha por 700 voluntarios.

jueves, 14 de enero de 2010

Fallece Miep Gies, la mujer que escondió a la familia de Ana Frank de los nazis y guardó el diario

Fue el ángel de Ana Frank y de su legado. No solo ocultó en Amsterdam a la niña judía y a su familia de las fuerzas nazis sino también salvó el diario donde la pequeña relataba sus íntimas sensaciones y vivencias que, con los años, se convertiría en un clásico literario. Miep Gies (Viena, 1909) fallecía el lunes por la noche –tal y como daba cuenta un comunicado en su web– a los 100 años.Un pequeño habitáculo en la parte trasera de la empresa de los Gies, ubicada en el número 263 de Prinsengracht, en uno de los canales de Amsterdam, sirvió de refugio a los Frank entre julio de 1942 y agosto de 1944. Dos años en los que Geis y su marido, ayudados por una red de colaboradores, se encargaron de suministrar víveres y atenciones, además de un escondite, a la familia judía. Hasta que los alemanes descubrieron el refugio y el consiguiente envío de todos ellos al centro de concentración polaco de Auschwitz. Ana no logró salir con vida pero su diario se hizo célebre después de que Miep Guies lo entregara a su padre Otto, que tras sobrevivir al campo de exterminio logró que se publicara en 1947. Acabó siendo traducido a más de 70 lenguas y convertido en uno de los grandes superventas de la historia.Actitud humilde«No hay nada en mí especial», había escrito Gies en un libro publicado en 1987, donde añadía: «Nunca quise especial atención. Solo hice lo que se esperaba de mí y lo que me pareció necesario en aquel momento».Nacida en Austria en el seno de una familia cristiana, fue bautizada con el nombre de Hermine Santruschitz. La escasez de comida abocó a sus padres biológicos a enviarla a Leiden, donde fue acogida por una familia que le puso el sobrenombre de Miep, por el que se le ha conocido toda su vida. De ahí, a Amsterdam.Entre los escombros Miep Gies empezó a trabajar como secretaria en una empresa textil pero perdió el empleo en 1933 a causa de la grave crisis económica. Fue en ese momento cuando se estableció el vínculo con la familia Frank, cuando el padre de Ana le dio trabajo en su fábrica. Ella también vivió las penalidades de la guerra y pudo salvarse de la deportación gracias a su matrimonio con un novio holandés, Jan, con el que tuvo un hijo, Paul, que ayer abrió un registro de condolencias en su web. El marido de Meip falleció en 1993 a los 87 años.Encontró el diario entre los escombros del habitáculo donde se escondía la familia, hecho añicos tras el asalto de las tropas alemanas. Su comportamiento, pese a la impronta de normalidad que siempre quiso imprimirle la propia Geis, ha sido reconocido por Gobiernos e instituciones.

sábado, 2 de enero de 2010

Los ladrones de Auschwitz no se llevaron la última letra del letrero.

Los cinco detenidos por el robo de la inscripción "Arbeit macht frei" del antiguo campo de concentración nazi de Auschwitz no se llevaron la última letra, según reveló hoy la policía, que hasta ahora había ocultado tal información para no entorpecer la investigación.
El responsable de las indagaciones, Dariusz Nowak, explicó que la letra "i" se quedó en la entrada principal del recinto, donde se encontraba el letrero sustraído.
Este dato se ocultó a la opinión pública para facilitar el trabajo policial y comprobar la veracidad de las múltiples llamadas ciudadanas (se recibieron más de 100) que ofrecían pistas sobre el robo, indicó el agente.
Nowak, que ofreció una rueda de prensa en el campo de concentración tras llevar a cabo la reconstrucción de los hechos, no quiso descartar ni confirmar las informaciones que hablan de Suecia como el destino del letrero de Auschwitz robado.
Según informaba la cadena de televisión TVN24, un ciudadano extranjero contactó con uno de los detenidos, dueño de una pequeña empresa de construcción, quien a su vez reclutó a los otros cuatro para dar el golpe, algo que ahora podría costarles pasar hasta diez años en prisión.
Lo que sí está confirmado es que los ladrones no pertenecen a ninguna organización neonazi, sino que son delincuentes comunes que pretendía vender la reliquia del Holocausto y obtener 150.000 euros, 30.000 euros por cabeza.